lunes, 24 de octubre de 2011

EL PODER DEL PENSAMIENTO EN LA VIDA DIARIA

Hace años, un conocido empresario de conferencias, entre cuyos conferenciantes figuraban Juan B.
Gough, Enrique Ward Beecher y otros de la misma 
talla, me refirió un caso sobre el cual he reflexionado 
mucho desde entonces. 

Era hombre de valioso carácter, muy sentimental y 
observador de las fuerzas internas.

 Desde joven se 
marchó de su casa y encontró colocación en un vapor
del Misisipí. Un día, al cruzar la cubier ta del barco 
que navegaba río abajo, pensó repentinamente en su 
madre y en su hogar. Durante el resto del día estuvo 
con el ánimo muy deprimido, y el suceso fué tan 
extraordinario y la impresión tan viva, que lo anotó 
en su diario. Algún tiempo después, al volver a su 
casa, encontróse en el patio con su madre, quien 
llevaba en la cabeza un gor ro que él jamás le había
visto llevar. Se quitó ella el gorro enseriando una
tr emenda cicatriz en la cabeza y diciendo que 
hacía algunos meses, en tal día  y  a tal hor a, había 
bajado al patio,  y  al apartar a un lado  una  piqueta de 
muy afilada punta, tropezó con uno de los 
alambres de tender la ropa, que al caer le dió en 
la cabeza, produciéndole la profunda herida cuya 
cicatriz le enseriaba. Al deshacer la maleta, consultó el 
joven su diario, viendo que el día y hora indicados
por su madre coincidían con el momento en que a 
bordo del vapor le había asaltado la repentina idea. 
Madre e hijo se querían mucho y era indudable que el 
pensamiento de ella al recibir el golpe fué a parar
telepáticamente al hijo ausente, cuya sensibilidad lo 
capacitó para recibir la influencia mental del emitido 
pensamiento. 

Multitud de casos semejantes, todos ellos auténticos, podrían citarse. A veces nos asalta el repentino 
pensamiento de un amigo de quien hacía meses no 
nos acordábamos ni teníamos noticias de él. Otras 
veces hemos deseado escribir a un amigo ausente 
de quien nada sabíamos desde mucho tiempo, y al 
cabo de uno o dos días recibimos carta suya que se 
cruza con la nuestra. Estos y varios otros casos aná-
logos demuestran que los pensamientos no son algo 
indefinido, sino fuerzas emitidas por la mente con 
determinada influencia. 

La transmisión del pensamiento es ya una verdad indiscutible, y aunque abunda la impostura en 
este punto, no cabe duda de que  el pensamiento  es 
energía. Una mente positiva y ejercitada es capaz de 
dar forma a un pensamiento, que otra mente recibe 
si está sintonizada con la del emisor del pensamiento. 

Hace poco tiempo que se conoce científicamente la 
telegrafía inalámbrica, y sin embargo siempre han existido 
las leyes que la rigen. El conocimiento de 
estas leyes y el uso de aparatos emisores y receptores nos capacita para expedir mensajes a centenares de 
kilómetros de distancia, sin necesidad de alambres.

Aunque es mucho lo que conocemos de las vibraciones eléctricas  quizás es mucho más lo que ignoramos. 
A mi entender el pensamiento es una modalidad 
vibratoria. La mente emite el pensamiento como una 
onda, que se transmite impr esionando a cuantas 
otras mentes están dispuestas par a r ecibir la impresión, aparte de los efectos que varias clases de
pensamientos producen en las funciones corporales de 
quien los emite. Por virtud de la ley de evolución, el 
hombre va descubriendo y utilizando las fuerzas 
sutiles de la naturaleza. Fijándonos en la luz, hemos 
pasado por las velas de sebo y cera, el candil y velón de 
aceite, el quinqué de petróleo, el gas, la electricidad y 
las lámparas modernísimas de tungsteno y radio. Sin
embargo, acaso estamos en el principio y tal vez 
antes de veinte años las más br illantes luces 
eléctricas resulten todavía mortecinas. Muchos otros 
ejemplos de nuestro gradual progreso de lo grosero 
a lo sutil, relacionado con las leyes y fuerzas de  la 
naturaleza, acudirán seguramente a la memoria del 
lector. 

El vivo interés que pensadores e investigadores 
como Sir Oliver Lodge, Sir William Ramsay y otros 
muestran en el estudio de las energías psíquicas son 
prueba de que adelantamos a pasos agigantados en 
este particular. Algunos insignes sabios opinan que
estamos en época de prodigiosos descubrimientos en el 
reino interior del hombre; y por mi parte creo 
que pronto conoceremos exactamente  la naturaleza 
del pensamiento, sus métodos de actuación y las leyes de su empleo en la vida diaria. Podemos asegurar 
que nada se substrae a la ley fundamental y absoluta 
de causa y efecto. 

Una de las leyes capitales de la vida humana tiene 
por enunciado que según lo interior es inevitablemente lo exterior. Nuestros pensamientos y emociones son las sutiles y silentes fuerzas que se manifiestan constantemente en diversas formas en el 
mundo material. Lo semejante engendra y atrae a lo 
semejante. Cual sea nuestro tipo pr edominante de 
pensamientos, tal será nuestro tipo y condición 
predominante de conducta. La índole de pensamientos que alimentamos produce sus efectos en nuestr as energías y en las condiciones del cuerpo. El 
pensamiento vigoroso, positivo y esperanzado, estimula y vivifica. El pensamiento deprimido y siniestro debilita el cuerpo y da lúgubre aspecto al 
semblante. Por otra parte, la mente se habitúa a los 
pensamientos que más de ordinario sostenemos. Cada 
pensamiento reproduce algo peculiar de su índole. 

Dice un autor al tratar de los efectos de cierta clase 
de pensamientos y emociones en las condiciones 
corporales : "Sabemos por personal experiencia que 
la angustia, el temor, el tedio, el odio, la venganza, 
la avaricia, la tristeza, y en general toda emoción
siniestra, debilita y perturba la mente y el cuer po. 

Se ha demostr ado que pr oducen venenos en el 
organismo, deprimen la circulación, alteran la 
calidad de la sangre, disminuyendo su vitalidad, 
afectan los centros nerviosos y paralizan 
la actividad corporal. Por otra parte la fe, la esperanza, el amor, el perdón, el júbilo y todas las emociones positivas y enaltecedoras mantienen la armonía y estimulan la circulación y la nutrición. 
Quien no se deja dominar por temores ni presagios, no cede al desaliento, sino que mantiene positivos y alentadores pensamientos que de continuo le
auxilian en su empresa. Sus vigorosos, positivos y 
por lo tanto creadores pensamientos favorecen la 
realización de su ideal. Hay quienes menosprecian 
las ideas, pero muy tr iste ser ía este mundo si no 
fuese por las ideas y los ideales. Cada máquina supone de antemano una pur a idea en la mente del 
inventor. Todo edif icio material tomó su pristina 
f or ma en el pensamiento. Toda obr a, cualquiera 
que sea su índole, tiene su origen en el reino inmaterial antes de concretarse en forma material. 

Por lo tanto, conviene que tengamos ideas e ideales
y no es tarea inútil construir  castillos en el aire  con 
tal de darles material revestimiento y que lleguen a 
ser castillos cimentados en el suelo. Accidentalmente pueden quedarse en caballas, pero muchas veces, tina grandiosa visión y una dilatada experiencia nos dan a entender que la felicidad y satisfacción en el interior de una cabaña pueden aventajar a las condiciones de existencia en un grandioso castillo. 
Los hombres de éxito son invariablemente homb r es d e f e, p or qu e la f e ab so lu ta es u n o d e lo s 
esenciales elementos y secretos del éxito. Debemos 
conocer, y a los jóvenes les conviene principalmente 
este conocimiento, que cada cual lleva en sí su éxi- 
to o su fr acaso, que no dependen de condiciones 
externas.

 A quien está animado por la fe, nada le 
abate ni le acobarda. Si las circunstancias le estorban por un camino, toma otro y sigue adelante. 
Las circunstancias sólo se atr even con los débiles,  y  siempr e ceden el paso a los enér gicos. Lo 
esencial es sacar el mejor partido posible de las condiciones en que uno se halle, forjarse un ideal, por 
imposible que parezca, creer en él  y  confiar en la capacidad de realizarlo, y no cruzarse perezosamente 
de brazos en espera de que por sí mismo se realice,
sino aprovechar la primera oportunidad que se ofrezca, 
creyendo firmemente que al dar un paso cobraremos 
mayor fuerza para dar otro y otros hasta alcanzar el 
ideal. 

Hablamos del hado muchas veces, como si fuera 
algo extraño a nosotros, olvidando que el hado depende siempre de nuestra condición. Un hombre decide su propio hado o suerte, según la índole de 
pensamientos habituales que influyen predominantemente en su conducta. Su pensamiento es el timón 
que determina el rumbo de su vida, y si es negativo
y vacilante navega a la deriva. La suerte no es algo 
tangible que nos domine independientemente de 
nuestra voluntad. Mediante el conocimiento y el uso
inteligente y definido de la sutil, pero potente fuerza 
del pensamiento, acondicionamos las circunstancias  ; 
pero si carecemos de este conocimiento o no lo 
empleamos con acierto seremos juguete de las 
circunstancias.

 Digamos con el poeta Henley: 

"Más allá de la noche que me cubre negra como 
un profundo abismo, me congratulo de cuanto los 
dioses den a mi invencible alma." 

Los pensamientos que mantenemos no sólo deter minan las condiciones de nuestr a pr opia vida, 
sino que, acaso de manera mucho más eficaz de lo 
que nos f iguramos, influyen en las personas con 
quienes convivimos y nos relacionamos. Aun sin 
percatarse de ello, todos reciben su influencia. 

Los pensamientos de benevolencia, simpatía, magnanimidad, cariño, en una palabra, cuantos emanan 
de un  espíritu de amor,  influyen positiva y estimulantemente en los demás e inspiran en ellos la misma 
índole de pensamientos y emociones, que retornan a 
nosotros con sus placenteras influencias. 

Los pensamientos de envidia, malicia, odio o morbosidad, influyen igualmente en el prójimo e inspiran la misma índole de pensamientos y emociones, o 
bien producen otros sentimientos antagónicos cuya 
per sistencia amortigua las simpatías y las relaciones 
amistosas. 

Mucho oímos hablar de magnetismo  personal.  Un 
cuidadoso análisis revelará que quien posee en notable grado el elemento de magnetismo personal, es 
de carácter magnánimo, valeroso, resuelto, cuyos positivos 
pensamientos influyen de continuo en otros e inspiran 
la misma cualidad. No es posible que posea 
magnetismo personal, ni aun en leve grado, aquel 
cuya mente y corazón carezcan de positivas 
cualidades. Quien desee tener amigos ha de ir r adiar habitualmente pensamientos amistosos, esperanzados, de benevolencia y amor. Quien no cultiva 
pensamientos benévolos, placenteros y agradables es
una rémora para todos. 

De ordinario descubrimos en las personas las cua- 
lidades que mayormente anhelamos poseer o las 
predominantes en nuestro carácter. Cuanto más generoso, tolerante y benévolo, menos propenso es uno a 
la crítica y la maledicencia porque sólo ve el aspecto 
luminoso del prójimo. 

Dice Jeremías Bentham:


 "Para amar a la humanidad, no debemos esperar mucho de los hombres."
Tuvo Goethe todavía una visión más prof unda al 
decir : "¿Quién es el hombre más feliz ? El que aprecia 
el mérito de los demás  y  se goza en sus alegrías tal 
como si fueran propias." 

La principal característica del maldiciente es que prefiere 
vivir en los miasmáticos fondos de la vida, revolcándose 
en el cieno y alegrándose de los defectos ajenos. Los 
caracteres magnánimos ven lo bueno y simpatizan 
con las debilidades y flaquezas de los demás. Saben
también que es ridículo señalar las fragilidades ajenas, 
teniéndolas propias. 

Únicamente el hombre perfecto está autorizado 
p ar a juzg ar a o tr o s ; y sin emb ar go , cu anto más 
perfecto es un hombre, más benévolo y tolerante se 
muestra con el prójimo,  y  de nadie murmura ni a 
nadie juzga. 

La vida se acr ecienta y enaltece por la simpatía, benevolencia y toler ancia, no por el cinismo n i 
la maledicencia. Dice Ed win Mar kham:

 "Mi 
enemigo trazó un cír culo dejándome f uera y llamándome hereje y rebelde; pero el Amor y yo tuvimos mafia para vencer y trazamos un círculo que lo 
encerró dentro." 


RODOLFO WALDO TRINE

DIANA

¿Qué quieres de mí?. ¿Quién turbia en su gran misterio 
a la reguladora de los meses? 
¿Es un alma que se eleva y quiere huir de la tierra? 
¿De dónde viene, del monte, del abismo, 
El grito que me estremece, sorprendido en mis secretos? 
¡Responde! 


¡Habla, Virgen, obedece! ¿Mi nombre? ¡Qué te importa! 
¡El Universo es mi partenón! 
Camino en él por Dios en tu luz muerta, 
¡Tú debes saber mi nombre! 


¡Te acuso, responde! ... 


¡Quiero la Verdad! En tu templo ópalo, 
Si sólo eres esterilidad, 
¿Qué fin persigues pues en el cielo, virgen pálida, 
Alrededor de este globo habitado? 
En nombre de la Magia, en nombre del Tetragrama, 
¡Habla! ... 


Hijo de Apolo, guardo por siempre el pasaje 
Por donde las almas van a los cielos. 
Sólo ves un lado de mi doble rostro: 
¡El otro mira hacia los dioses! 
Comprimo aquí abajo el efluvio de la tierra; 
Con todo el peso de mi cráter, 
Oprimo a los Espíritus, a las Almas y a los Cuerpos, 
Y todo se eleva bajo mi pensamiento, 
Todo entra en mi ritmo y alcanza el rocío  
De mis silenciosos acuerdos. 


Uno y desuno, acerco y opongo 
Todo: Polos, Sexos, Elementos; 
Soy el femenino latente en cada cosa; 
Atraigo hacia mí los movimientos; 
Que ceden, en su forma, a las leyes de mis semanas; 
Bestias, Plantas, Muchedumbres Humanas,
Los fluidos, los vientos, las nubes, el mar, 
Todo fluye hacia mí en su marea, 
Desde el fuego central que brama hacia el Empíreo 
Hasta los sutiles confines del Aire. 


Presido la muerte, ordeno el nacimiento, 
Pues nacer, es morir también; 
Las generaciones giran bajo mi poder, 
Tengo sus llaves de plata y oro; 
Devuelvo al Sol las almas inmortales 
Cuyo Espíritu ha ganado sus alas 
Para escapar al torrente de las generaciones; 
O bien, en el fondo del espacio, 
Las anudo a la Mujer, y su Destino vuelve 
Al juego de mis remolinos. 


¡Ah! ¡Si las vieras, a las Almas invisibles 
Salir en enjambres de las tumbas, 
Vacilar y elevarse en mis rayos apacibles, 
Deslizarse juntas en las aguas! 
Unas por los campos tomando su curso alocado 
Más rápido que la palabra, 
Pasan, a ras del suelo, se lanzan a los aires, 
Se suspenden en las nieblas baldías, 
Recaen en los mares y bailan sobre las olas 
O sueñan en las rocas desiertas. 


Otras, franquean la esfera de las nubes 
Y se disponen a volar hacia mí, 
Escalando el Éter, trepando en mis espejismos, 
Rodando, temblando de emoción. 
Remontando –llegando a mí palpitantes de sueños, 
Jugando en rebaños sobre mis arenas, 
Zambulléndose en mis volcanes, buscándose, llamándose, 
Encontrándose –formando sus grupos, 
Y paseando sus coros por las cimas de mis valles 
De mi gran circo centelleante. 


¡Pero la Tierra te lleva, adiós! Habla a las estrellas: 
Yo, te pierdo en el horizonte, 
Bardo, cuando abandones de tu cuerpo las velas 
En su fúnebre prisión, 
No temas nada, ven. Coge mis corceles de luz, 
Cree, y hacia la fuente primera 
De la que emerges, hacia el Dios soberbio, hacia el arco bermejo, 
Tendiendo fuertemente tu pensamiento, 
Vete, te dejaré desde mi esfera helada 
Elevarte sin obstáculo hacia el Sol!. 


SAINT-YVES 

De los virtuosos

Con truenos y con celestes fuegos artificiales hay que hablar a los sentidos flojos y 
dormidos. 


Pero la voz de la belleza habla quedo: sólo se desliza en las almas más despiertas. 
Suavemente vibró y rió hoy mi escudo; éste es el sagrado reír y vibrar de la belleza. 
De vosotros, virtuosos, se rió hoy mi belleza. Y así llegó la voz de ésta hasta mí: 


«¡Ellos quieren además - ser pagados!» 


¡Vosotros queréis ser pagados además, virtuosos! ¿Queréis tener una recompensa a 
cambio de la virtud, y el cielo a cambio de la tierra, y la eternidad a cambio de vuestro 
hoy? 


¿Y os irritáis conmigo porque enseño que no existe ni remunerador ni pagador? Y en 
verdad, ni siquiera enseño que la virtud sea su propia recompensa. 


Ay, esto es lo que me aflige: mentirosamente se ha situado en el fondo de las cosas recompensa y castigo - ¡y ahora también en el fondo de vuestras almas, virtuosos! 


Mas, semejante al hocico del jabalí, mi palabra debe desgarrar el fondo de vuestras almas; reja de arado quiero ser para vosotros. 


Todos los secretos de vuestro fondo deben salir a luz; y cuando vosotros yazgáis al sol 
hozados y destrozados, entonces también vuestra mentira estará separada de vuestra verdad. 
Pues ésta es vuestra verdad: sois demasiado limpios para la suciedad de estas palabras: 


venganza, castigo, recompensa, retribución. 


Vosotros amáis vuestra virtud como la madre a su hijo; pero ¿cuándo se ha oído decir 
que una madre quisiera ser pagada por su amor? 


Vuestro sí-mismo más querido es vuestra virtud. Sed de anillo hay en vosotros: para 
volver a alcanzarse a sí mismo lucha y gira todo anillo. 


Y semejante a la estrella que se extingue es toda obra de vuestra virtud: su luz continúa 
estando siempre en camino y en marcha - ¿y cuándo dejará de estar en camino? 


Así la luz de vuestra virtud continúa estando en camino aunque ya la obra esté hecha. 


Ésta puede estar olvidada y muerta: su rayo de luz vive todavía y camina. 


Que vuestra virtud sea vuestro sí-mismo, y no algo extraño, una piel, un manto: ¡ésa es 
la verdad que brota del fondo de vuestra alma, virtuosos! - Mas recientemente hay algunos para quienes la virtud significa convulsiones bajo un látigo: ¡y, para mí, vosotros habéis escuchado demasiado los gritos de ellos! 


Y hay otros que llaman virtud al hecho de que sus vicios se vuelvan perezosos; y cuando su odio y sus celos estiran alguna vez los miembros, entonces su «justicia» se despabila y se restriega los adormilados ojos. 


Y hay otros que son arrastrados hacia abajo: sus demonios los arrastran. Pero cuanto 
más se hunden, tanto más ardientes relucen sus ojos y el ansia de su Dios. 


Ay, también los gritos de éstos llegaron hasta vuestros oídos, virtuosos: «lo que yo no 
soy, ¡eso, eso son para mí Dios y virtud! 


Y hay otros que llevan mucho peso y por ello rechinan, igual que carros que conducen 
piedras cuesta abajo: hablan mucho de dignidad y de virtud - ¡a su freno llámanlo virtud! 
Y hay otros que son semejantes a relojes a los que se les ha dado cuerda; producen su 
tic-tac, y quieren que al tic-tac - se lo llame virtud. 


En verdad, con éstos me divierto: cuando yo encuentre tales relojes les daré cuerda con 
mi mofa; ¡y ellos deberán encima ronronear!


Y otros están orgullosos de su puñado de justicia y a causa de ella cometen crímenes 
contra todas las cosas: de tal manera que el mundo se ahoga en su injusticia. 


¡Ay, qué desagradablemente les sale de la boca la palabra «virtud»! Y cuando dicen: 


«Yo soy justo», esto suena siempre igual que: «¡yo estoy vengado!» 
Con su virtud quieren sacar los ojos a sus enemigos; y se elevan tan sólo para humillar 
a otros. 


Y también hay quienes se sientan en su charca y hablan así desde el cañaveral: «Virtud 
- es sentarse en silencio en la charca. 


Nosotros no mordemos a nadie y nos apartamos del camino de quien quiere morder; y 
en todo tenemos la opinión que se nos da.» 


Y también hay quienes aman los gestos y piensan:


 la virtud es una especie de gesto. 
Sus rodillas adoran siempre, y sus manos son alabanzas de la virtud, pero su corazón 
nada sabe de ello. 


Y también hay quienes consideran virtud el decir:


 «La virtud es necesaria»; pero en el 
fondo creen únicamente que la policía es necesaria. 


Y muchos que son incapaces de ver lo elevado en los hombres llaman virtud a ver ellos 
muy de cerca su bajeza: así llaman virtud a su malvada mirada. 


Y algunos quieren ser edificados y elevados, y llaman a eso virtud; y otros quieren ser 
derribados - y también lo llaman virtud. 


Y de este modo casi todos creen participar de la virtud; y al menos quiere cada uno ser 
experto en «bien» y «mal».  


Mas Zaratustra no ha venido para decir a todos estos mentirosos y necios:


 «¡Qué sabéis vosotros de virtud! ¡Qué podríais vosotros saber de virtud!» 


Sino para que vosotros, amigos míos, os canséis de las viejas  palabras que habéis 
aprendido de los necios y mentirosos:


 Os canséis de las palabras «recompensa», «retribución», «castigo», «venganza en la justicia» - Os canséis de decir: «Una acción es buena si es desinteresada». 


¡Ay, amigos míos! Que  vuestro sí-mismo esté en la acción como la madre está en el 
hijo: ¡sea ésa vuestra palabra acerca de la virtud! 


En verdad, os he quitado sin duda cien palabras y los juguetes más queridos a vuestra 
virtud; y ahora os enfadáis conmigo como se enfadan los niños. 


Estaban ellos jugando a orillas del mar, - entonces vino la ola y arrastró su juguete al 
fondo: ahora lloran. 


¡Pero la misma ola debe traerles nuevos juguetes y arrojar ante ellos nuevas conchas 
multicolores! Así serán consolados; e igual que ellos, también vosotros, amigos míos, tendréis vuestros consuelos - ¡y nuevas conchas multicolores! - 


Así habló Zaratustra. 



Friedrich Nietzsche



domingo, 23 de octubre de 2011

El Renacimiento Espiritual Moderno


Por solicitud especial de un crecido número de personas interesadas en la FILOSOFÍA TRASCENDENTE y la COMUNIÓN MÍSTICA según las exposiciones ROSA CRUZ, volvemos a la arena con un número Especial Rosa Cruz. 
Nos proponemos, esta vez, hacer conocer mejor aún lo que significa la ROSA CRUZ, como Institución Cultural y como Movimiento Idealista de elevación y dignificación de la naturaleza humana.
Ante todo, digamos que la ROSA CRUZ es un aprendizaje disciplinario de la Mente, con un sentido trascendente e integral del ser, fundado en la más amplia y categórica SUPERACION ."Superar es ser digno de la vida; Superarse es vivir verdaderamente", parece ser uno de los más apropiados lemas de estos valerosos adalides del Ideal superlativo de ansias Espirituales perfeccionadoras del ser. Por eso se ha dicho que los ROSA CRUZ son los “CABALLEROS IDEALES DE LOS MAS EDIFICANTES PROPÓSITOS HUMANOS”.
Los Rosa Cruz constituyen una institución con fines exclusivamente culturales, sin miras lucrativas y ajena a toda forma de proselitismo.
Esta institución existe desde remotas edades en el Oriente, en Egipto y aún entre los aborígenes Incaicos y Mayas de América, habiendo entrado en actividades visibles en Europa a fines del Siglo IX, bajo la denominación de Cataros (Puros), como continuación del gnosticismo Budista de los Ebonitas (Bautistas Nazarenos) y luego bajo el Verbo Imperial de los Caballeros Templarios de Jerusalén, que más tarde se pronunciaron bajo diversas formas de Masonería y de Pensamiento Reformista, Liberal Socialista y en fin Iluminista, sin perder jamás el sello trascendente de sus nobles finalidades características, que son de EMANCIPACION ESPIRITUAL de la Humanidad en general, sin parar mientes nunca en sectasclasesdogmasorganizacionespersonalismostradiciones o bien exclusivismos doctrínales o raciales, de significación política o religiosa. Así contribuyeron ellos, sin pretensiones hegemonistas ni vanas pompas, al progreso de la civilización en el mundo.
Los ROSA CRUZ llenan la historia entera de la humanidad con singulares gestas magnas que fijaron derroteros y rumbos a nuestra doliente y vacilante especie, aunque tomaron en distintas épocas diversos nombres, no ya para lograr sus grandiosos designios, sino meramente para lograr más fácilmente sus sublimes aspiraciones cuajados de glorificadores ideales(1).
En la obrita ''LA VERDADERA ROSA CRUZ", por el Ven. Swami Jñanakanda, tuvimos la oportunidad de notar, expuesta con magníficos rasgos reveladores, cómo la Enseñanza Mística ha venido progresando a través de varias edades, bajo diversos nombres, figurando siempre como lo más puro, más sublime y más característico de todas las épocas trascurridas, manifestándose en lo más significativo de todos los sistemas educacionales, filosóficos e incluso religiosos. ¡El día que todo esto se comprenda mejor, consultando a conciencia los fundamentos propios de la historia, la humanidad habrá dado un enorme paso hacia la FRATERNIDAD UNIVERSAL y el triunfo de la INTELIGENCIA CONSCIENTE y la DIGNIDAD ESPIRITUAL; cosas que no ha logrado hasta ahora sino soñar o pretender a través de múltiples simbolismos sin trascendencias sin efectos edificantes en la naturaleza humana y sin siquiera la utilidad de una orientación cultural¡
Los ROSA CRUZ constituyen en el mundo entero una COMUNIÓN MÍSTICA que no establece diferencias entre las gentes de distintas creencias y de diferentes razas o condiciones sociales. Son los Caballeros de Ideales de SUPERACION que culminan indefectiblemente en la Divinización del ser. Defensores de todos los motivos sublimes, hicieron posible instituciones como la "Cruz Roja" y la "Masonería”, además de velar por la pureza de las enseñanzas religiosas de todos los tiempos, sin fijarse en denominaciones o criterios limitados.
Los ROSA CRUZ son Espiritualistas por CULTURA, y porque preconizan vocacionalmente un Verbo Cultural trascendente, integral, de todo el ser coordinadamente, se interesan en el progreso humano por sobre todas las cosas y son adictos de todas las obras de engrandecimiento consciente, de edificación dignificante del Hombre. De ahí el altísimo sentido de sus Servicios Sociales Universales.
Todo ROSA CRUZ es, por índole, un SERVIDOR DE LA HUMANIDAD, además de un genuino CABALLERO según la aristocracia de la inteligencia y la Nobleza del Espíritu.
Los ROSA CRUZ no hacen alarde de sus actividades, por ser éstas de carácter Esotérico. Pero representan la esencia y lo fundamental de todos los sistemas masónicos y religiosos, que precisa reafirmarreavivar y hacer resplandecer en la Conciencia Humana, a manera de oportuno RENACIMIENTO ESPIRITUAL, para acabar de una vez por todas - mediarte genuinos Valores y trascendentes Vivencias - con todos los problemas que hoy confrontan de manera siniestra a la humanidad. Hacerse ROSA CRUZ, por tanto, es señal de distinción cultural y de ideales sin restricciones y vanidades.
La humanidad siente en este preciso momento ciertas inquietudes de carácter trascendente que vienen a ahogar sus ansias y tribulaciones, sus turbulencias y exasperaciones entretenidas en complejas rebeldías. Se empieza a notar, por fin, que la EVOLUCION esta reñida con el sentido común o corriente de las REVOLUCIONES. ¡No es cansancio moral ni fallas de la inteligencia innata de nuestra naturaleza, sino simplemente el comienzo del triunfo de la Conciencia en el hombre! Las medidas radicales, hijas de la desesperación, no pueden jamás ser edificantes ni justas en modo alguno; por eso se reducen a ser destructivas, siendo así simples procedimientos progenitores de aun mayores miserias. Los problemas humanos, ya sea en lo económico, en lo social, en lo moral o incluso en lo sublimemente místico, no tendrán solución posible mientras no se les aborde desde el punto de vista agudo y preciso de los valores de la CONCIENCIA, que es de por sí la fuente de todas las realizaciones, aspiraciones y ansias naturales. Solamente una humanidad más Consiente merecerá ser más iluminada y con menos complejos, problemas como los que ahora la torturan con indecibles angustias y conduce a dantescos resultados cual los actuales de España.
Ansiemos, busquemos nuevos horizontes así. Esforcémonos, en fin, en seguir derroteros de genuina edificación, calcada en las propias necesidades innatas de nuestra naturaleza, en vez de perpetuar nuestros padecimientos en vanas fórmulas sin trascendencia Espiritual!

Pr. OM. Cherenzi-Lind.

viernes, 21 de octubre de 2011

La Orden del Temple (los Caballeros de la Voluntad Templada)

 Fué la última  sociedad secreta que  poseyó  colectivamente
algunos de los misterios orientales, aunque tanto en el siglo pasado como  en nuestros
días hubo, y tal vez hay,  “hermanos” aislados  que  fiel y  secretamente trabajaban  bajo
la  dirección de  las fraternidades  orientales y  que al  afiliarse a  alguna  asociación
masónica de  Europa la  instruyeron en  todo lo que de  importante han sabido los
masones, lo cual explica la analogía entre los Misterios de la antigüedad y los grados
superiores de la masonería. Estos misteriosos hermanos jamás descubrían, ni aun  entre
sí, los secretos de la asociación a que se afiliaban, pues  eran mucho más  sigilosos que
los mismos masones, y cuando consideraban a alguno de éstos digno de  su  confianza le
iniciaban  secretamente en  los misterios orientales,  sin  que los otros  supieran ni una
palabra más de lo que sabían.



Nadie ha  podido  sorprender la  actuación de los rosacruces,  cuyo  organismo y
finalidad son  todavía,  como  siempre lo fueron,  desconocidos para el  mundo, y más
particularmente para  su  enconado  enemigo el  clericalismo, a  pesar de los  supuestos
descubrimientos de cámaras secretas, velarios llamados  “T” y fósiles  caballeros de
lámparas perpetuas, y a  pesar también de las engañosas confesiones que el tormento
arrancaba a los teósofos, alquimistas, cabalistas, fingidos templarios y falsos  rosacruces
que murieron en la hoguera.



En  cuanto a los modernos  caballeros templarios y a las logias masónicas que
pretenden descender  directamente de  la antigua  Orden  del Temple, no poseen ni

poseyeron nunca ningún secreto peligroso para la Iglesia, cuya  persecución contra ellos
tuvo desde un  principio apariencias  de  farsa,  pues,  según dice Findel, los grados
escoceses, o sea  la  ordenación  templaria, data tan sólo de  los años 1735 a  1740,  y
siguiendo sus  tendencias católicas, establecieron su residencia principal en el colegio de
jesuitas de Clermont, en Paris, por lo que se le denominó rito de Clermont.



La Orden del Temple fué instituida el año 1118 por Hugo de Payens y Godofredo de
Saint–Omer con el aparente propósito de  proteger a los peregrinos de  Jerusalén, pero
con el  verdadero  objeto de restaurar el primitivo culto secreto. Teocletes,  sumo

sacerdote de los nazarenos juanistas, instruyó a Hugo de Payens en la verídica historia
de Jesús y del cristianismo primitivo, y  posteriormente otros  dignatarios de la misma
secta le iniciaron en sus  misterios.


Su oculto  designio era  libertar el pensamiento y
restaurar la religión única y universal. En un principio hacían voto de pobreza, castidad
y obediencia, de  suerte que  fueron  los verdaderos discípulos del  Bautista, que se
alimentaba en el desierto de langostas y miel silvestre. Tal es la verdadera y  tradicional
versión cabalística



Es  un  error creer  que la  Orden de  los templarios no se  declaró contra  el  dogma
católico hasta sus últimos tiempos, pues desde un principio fué herética en el sentido
que la  Iglesia da a esta palabra. La cruz  roja sobre manto  blanco  simbolizaba, como
entre los iniciados  de  los  demás países, los cuatro puntos  cardinales  del universo.



Cuando más tarde tomó la  Orden  carácter de logia y comenzaron  las persecuciones,
hubieron de  reunirse  los templarios muy  secretamente en la sala  capitular, y para
mayor seguridad en cuevas o chozas  levantadas en medio de los bosques,  con objeto
de  practicar las  ceremonias  propias de su institución, al  paso que en las  capillas
públicas celebraban el culto católico.



Aunque  eran infamemente calumniosas la mayor parte  de las acusaciones levantadas
contra los templarios a  instigación de  Felipe IV de Francia,  había fundamento  para
inculparles de  herejía, según  el criterio  dogmático de la  Iglesia  romana. Los  actuales
templarios no pueden  conciliar su fe en la  Biblia con la pretensión  de  ser directos
descendientes de  aquellos  nazarenos  que no  creían en la  divinidad ni en la  misión
redentora de Cristo ni  en  sus virtudes taumatúrgicas ni en los  principales  dogmas
católicos, como la transubstanciación, los santos, las  reliquias y el purgatorio. El Cristo
era para los nazarenos un falso profeta; pero a Jesús lo respetaban como hermano. San
Juan Bautista  era su Maestro; pero  nunca le  tuvieron en  el concepto  que lo  tiene la
Biblia. Por otra parte,  respetaban las doctrinas de la alquimia, astrología y magia, así
como los talismanes cabalísticos y seguían las enseñanzas de sus jefes.



Esta culpabilidad consistía únicamente en su discrepancia de los dogmas de la  Iglesia
romana. Mientras los verdaderos “hermanos” sufrían muerte ignominiosa, los hermanos
espurios  formaron una secuela de los jesuítas, por lo que  los masones  sinceros deben
rechazar con horror toda relación con ellos, dejándolos solos con su ascendencia.
Dice sobre la materia el comandante Gourdin:


Los caballeros de San Juan de  Jerusalén, llamados  también hospitalarios y de  Malta, no
eran masones  sino que,  por el contrario,  parecen haber  sido  enemigos de la  masonería,
porque el  año 1740 el Gran maestre de la Orden de Malta ordenó publicar en esta isla la
bula pontificia de Clemente XII y prohibió bajo severas  penas las  reuniones masónicas. Con
este  motivo se  marcharon de  la isla  algunos  caballeros y  muchos  ciudadanos, y al año
siguiente, 1741, la  Inquisición  empezó a perseguir a los  masones.  Seis caballeros  fueron
desterrados perpetuamente de la isla por haber asistido a una reunión masónica. Al revés de
los templarios, no  tenían los caballeros de Malta  ceremonia secreta  para el  ingreso en la
Orden, y por esto le  fué imposible a Reghellini procurarse un ejemplar del ritual secreto,
pues no le había.



Sin embargo, los masones caballeros  templarios  comprenden  tres  grados: Rosacruz,
Templario y de Malta.



Así es que no pueden  envanecerse  los caballeros templarios
de  la  herencia  recibida de los  jesuitas, pues no  tienen  más remedio  que aceptar la
descendencia de los primitivos herejes y anticristianos cabalistas templarios, o  confesar
su  filiación  jesuítica y tender  sus cuadriculadas alfombras sobre la plataforma del
ultramontanismo. De lo contrario, no pasarán de pura pretensión sus alegaciones.



La pseuda y  clerical orden de los templarios  tuvo  origen en Francia al amparo de los
adictos a los  Estuardos,  según  afirma  Dupuy; y  como sus  favorecedores no han

perdonado medio para  encubrir su procedencia jesuítica, no es extraño que un  autor
anónimo  se esfuerce en defender a los templarios de la inculpación de herejías, con lo
que despoja a aquellos mártires del librepensamiento de la aureola de respeto  que se
habían aquistado.



La falsa orden de los templarios se fundó en París el 4 de Noviembre de 1804  con una
constitución amañada al efecto, y desde  entonces ha  venido contaminando a la
masonería  legítima, según  declaran  los más conspicuos masones. La  Carta de
transmisión tiene visos de tan remota antigüedad, que,  según  confiesa  Gregoire
le  hubiera  bastado este  documento para  desvanecer  toda duda  respecto a la
procedencia de la orden.



El jesuita conde de Ramsay fué el primero en exponer la idea de que los templarios se
habían refundido con los caballeros de Malta. Dice a este propósito:


Nuestros ascendientes los cruzados se  reunieron en Tierra Santa desde todos  los puntos
de la cristiandad  y  resolvieron  constituir  una  fraternidad  que  comprendiese a todas las
naciones, con objeto de que ligadas en corazón y alma se mejoraran mutuamente y pudiesen
con el tiempo representar un solo pueblo intelectual.


Por esta razón se  unieron  los templarios a  los caballeros de  San Juan,  quienes
constituyeron una hermandad  masónica denominada “Masones de San  Juan” . En el
Sello rasgado (1745) se lee la siguiente impudentísima falsedad,  digna de  los hijos de
Loyola: “Las logias estaban dedicadas a San  Juan, porque cuando las guerras santas de
Palestina los caballeros masones se refundieron con los caballeros de San Juan”.



Según afirma Thory, el año 1743 se inventó en Lión el grado de caballero Kadosh, que
simboliza la venganza de los templarios. Sobre lo cual dice Findel:


La orden del Temple  fué abolida en 1311, y los caballeros se vieron en  la precisión de
secularizarse en 1740 por no serles posible  mantener su unión con la orden de San  Juan de
Malta, algunos de cuyos individuos habían sido desterrados  de la isla por  masones, pues la
orden estaba  entonces en la  plenitud de su  poderío y bajo la  soberanía del romano
pontífice.



Por su parte, Clavel, una de las más prestigiosas autoridades de la masonería, añade a
este propósito:


Es evidente que la orden  francesa de los  caballeros templarios  no  remonta  más  allá de
1804, y  que en manera alguna  puede titularse  sucesora de  la  sociedad denominada:
Resurrección de los Templarios ni tampoco ésta se dilata en su origen a la genuina y primitiva
orden del Temple.



Así vemos que  los templarios  bastardos  forjan en el  año 1806 en París, bajo la
dirección de  los jesuítas, el famoso  Estatuto  Larmenio, y veinte años  más tarde, ya
constituidos en asociación tenebrosa, mueven manos  asesinas contra uno  de los más
nobles príncipes de Europa, cuya muerte quedó en el misterio por intrigas políticas con
afrenta de la verdad y la justicia.  Este príncipe, afiliado a la  masonería, fué el postrer
depositario de los secretos de los  legítimos caballeros  templarios, que durante  cinco
siglos  habían eludido  toda  indagación y  celebrado  reuniones trienales en  Malta,
mientras los  falsos templarios,  los caballeros  papistas,  dormían  tranquilamente, sin
remordimiento de sus crímenes.


Dice a este punto Rebold:


Y a pesar de todo, no obstante el embrollo que los jesuítas armaron de 1763 a 1772,  sólo
habían  logrado  entre  sus  diversos  propósitos el de  desnaturalizar y desprestigiar la
institución masónica,  y  para complementar su  disolvente  labor  organizaron  una  orden
titulada: Oficialidad de los Templarios en confusa amalgama del espíritu de las cruzadas con
las quimeras de los alquimistas, que estuvo desde un principio supeditada al  clericalismo y
se movió como sobre las ruedas  representativas del  propósito  que presidiera la  fundación
de la Compañía de Jesús.



De aquí que, a  pesar del  origen  precristiano de  la masonería, se  hayan  incorporado
todos sus ritos y símbolos al cristianismo y de  que éste le haya comunicado su  sabor,
pues antes de que el neófito sea admitido en la logia ha de afirmar su  creencia en un
Dios  personal y  asimismo en  Cristo con  relación a  los grados  del Campamento,
mientras que los primitivos templarios creían en el desconocido e invisible Principio de

que  emanan  las  potestades  creadoras, impropiamente denominadas  dioses,  y se
atenían a la versión nazarena, según la cual fué Ben–Panther el pecador padre de  Jesús,
quien se proclamó “hijo de Dios y del Hombre”.



Esto da la explicación de los  terribles
juramentos que sobre la Biblia se exigen a los masones y de la  servil analogía  de sus
leyendas con la  cronología  bíblica. Así, por ejemplo, al  conferir el  grado de  rosacruz,
forman en línea los caballeros, y al acercarse el neófito al altar procede el capitán de la
guardia a proclamarlo caballero diciendo: “A la  gloria  del Gran  Arquitecto del
Universo , bajo los auspicios del Soberano Santuario de la antigua y primitiva
masonería  etc.”.  Después, el  caballero orador  de la logia  da un golpe y participa al
neófito que las narraciones masónicas se  remontan a  cuarenta Siglos y que hacia el
año 2188 antes de J. C.  colonizó Mizraim el Egipto y  echó los  cimientos de  una
monarquía, cuya duración fué de 1663 años.



Desde luego, se echa de ver el  gran error de  cómputo que denota  este número,
aunque  concuerde  piadosamente  con la cronología  bíblica. Por otra  parte, los  nueve
nombres míticos de la Divinidad que, según los masones, se conocieron en Egipto en el
siglo  XXII antes de J.  C., se  encuentran en  monumentos de doble antigüedad, en
opinión de los más notables egiptólogos,  sin contar con  que los masones  desconocen
dichos nombres.



Lo cierto es que la masonería moderna difiere muy radicalmente de la en otro  tiempo
secreta  confraternidad  universal, cuando los adoradores de  Brahma, simbolizado en
AUM,  intercambiaban sus  signos y consignas con los devotos  del TUM.  Entonces eran
“hermanos” los adeptos de todos los países de la tierra.


Insigne Madame H. P. BLAVATSKY