Moviéndome en tu aliento y existiendo en tu propia conciencia, trato de elevarme, hasta realizar la esencia de la realidad de tu Verdad cristalizada.
La ideal grandeza del Verbo de tu inconmensurable belleza y la justicia de tu real inmanencia me arroba y hace prosternar uncioso ante tu augusta uberrimez.
Considero la profusa opimez de tu exuberancia infinita y admiro el sutil proceso de activa creación eterna que se cristaliza en tu perfeccionamiento evolutivo al ritmo eufórico de la Conciencia Universal.
¡A ti, fecunda Madre y adorable hermana creadora, miro y me dirijo en pos de mayor mejoramiento………..!
¡Tú, emporio de sabiduría activa, inspírame y haz que mi voluntad se refleje en ti en cambio de las buenas intenciones que me infundes!
¡Sugiérame lo verídico que enalteces, e impide que transgreda tus sabias disposiciones!
¡Coopera, para que no me falten jamás fuerzas para seguir los dictados que en realizaciones conscientes hallo en tu regazo!
¡Aliéntame con tus invencibles poderes y vivifícame de salud triunfante con la radiante pureza inmarcesible de tu grandeza sin igual!
¡Déjame respirar el vivificante aura caritativa de tus inagotables fuentes cristalinas, de tu inconsútil fluido etéreo, de tus gráciles y embelecedoras flores, de tus avecillas y de tus astros que encantan al firmamento, de tus multiformes guijarros, de tus encantos femeniles, tus inefables maravillas todas, de tanta excelsitud maternal y hermanal.
Yo, diminuta parte de tu infinito regazo en que se estremece lo eterno, anhelo compenetrarte toda y realizar la esencia de la Verdad que se esconde detrás de tu maravilloso cuerpo ilusorio, ansío penetrar tus realidades y alcanzar la refulgente luz de la esencia que es el Verbo Divino…….y por eso retengo mis deseos, contengo mis impulsos, mato mi atavismo y a tu servicio pongo toda mi razón y mi fe, sin aceptar esclavitud ni fomentar servilitud alguna, sin atropellarte en tus derechos inmanentes ni desfallecer en mis deberes para contigo.
Yo no quiero transgredir ya tus disposiciones; de insensato, me convierto a la piadosa y dulce prudencia de tu mirífica bondad. Me resistiré pues, a las concupiscencias, a las pasiones, a los egoísmos, a los odios, a las vanidades, a los excesos, a todo lo que interrumpa tu magistral armonía y a cuanto no esté acorde con tus procederes y designios . . .
Anhelo fundirme en tu esencialidad y participar a todo lo fundamental de tu inmanente y perfecta infinitud.
¡Ayúdame! Ayúdame a no quebrantar jamás el ritmo sapiente de tu celestial melodía……….! Maravillosa Naturaleza! ¡Oh! Déjame seguirte de cerca en el Sendero de lo Infinito, hacia lo Absoluto!
Luz, Paz, Amor y Conciencia a todos los Seres.
“No hay nada más fuerte, más bello, más útil y más necesario que la Verdad” K. H.
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